lunes, 19 de agosto de 2013

El Llamado Pastoral no es para todos...

Después de estar orando, Dios puso en mi corazón el honrar a hombres y mujeres que llevan el glorioso y respetado llamado pastoral. No es una carrera como el médico o el abogado, quiero aclarar que honro a los llamados, aquellos que alimentan, guían, vigilan, y cuidan el rebaño. Esto es una unción muy especial que otorga Dios a alguien con el corazón de Dios, con corazón pastoral. Alimentan, pues, la palabra enseñada, trae crecimiento para que no se queden niños espirituales y puedan operar en dimensiones nuevas y de revelación. Guía, porque dirige al pueblo a cumplir con la voluntad de Dios. Son ejemplo vivo, él y su compañero, o compañera, al mismo tiempo que inspiran y siempre tienen algo nuevo que dar, pues bajan los diseños de Dios y los imparten al pueblo. Vigilan, tienen la responsabilidad de guardar y velar las ovejas de falsas doctrinas, de falsos maestros, de falsos profetas y los que se dicen tener llamado "pastoral". Corrigen a los creyentes rebeldes y restauran a los caídos y a los que reconocen necesitar restauración. Cuidan, porque es otra de las funciones pastorales. El pastor tiene cuidado de sus ovejas en el área espiritual para que no sean engañados de ellos mismos, de sus deseos engañosos, de sus ansias que no vienen de parte del Padre. Cuidan el área física, emocional y espiritual de sus hijos. Son padres y madres con llamado, y aunque podemos hablar de otras funciones del pastor, estas son las más destacadas.

No se puede operar como pastor sino hay unción, vocación, llamado y tiempo de Dios. La persona que no carga esa unción, su ministerio no permanecerá, no edificara y terminara en frustración. Es un llamado 24/7. Oh Dios, permíteme honrar a tus siervos que llevan este glorioso llamado de tu parte, sacrificado llamado de lágrimas, pero que a la larga, después de ser obedientes, recogemos con alegría. Bendice tus siervos y siervas, guárdalos de los falsos, de los que causan división al cuerpo. Mantén en unidad cada rebaño como parte del cuerpo. Cierra la boca a la crítica, trae humildad y sometimiento. Sigue dirigiéndolos que operen en el don profético para poder discernir las artimañas del diablo. Bendigamos, pueblo de Dios, a estos siervos, que es el trabajo más digno, sacrificado y hermoso que nace del corazón de Dios. A mis colegas los llevo en mis oraciones y al pueblo de Dios que bendigan a sus pastores, los que sembraron con lágrimas y bendijeron y restauraron sus vidas. Meditemos y seamos agradecidos.

Con amor de Cristo, Apostol Olga Fernandez

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